El inicio de Crónica de los Cazalet: geografía íntima de una familia y de un modo de vida.
Dos veranos inolvidables, a salvo bajo la dorada luz de Sussex, donde los días se consumen en una sucesión de juegos infantiles y pícnics en la playa. Tres generaciones de la acomodada familia Cazalet reunidas en su finca natal. Los quehaceres de dos abuelos, cuatro hijos, nueve nietos, innumerables parientes políticos, criados y animales domésticos que abarcan desde lo cotidiano hasta lo más trascendental: el chófer conduce demasiado despacio, los niños rescatan a su gato de lo alto de un árbol, los adultos hablan de la amenaza de una nueva guerra, y los sueños y pasiones que acechan bajo su charla ligera apenas opacan la indolente rutina de los últimos años felices que en mucho tiempo conocerá Inglaterra.
Cuando en 1990 Elizabeth Jane Howard publicó la primera novela de las Crónicas de los Cazalet, puso la piedra de toque de lo que se convertiría en un inmediato clásico contemporáneo y en la novela-río más importante escrita en Gran Bretaña desde Una danza para la música del tiempo de Anthony Powell.