Altan dibujó a la perrita Pimpa para su hija, pero se ha convertido en un personaje familiar para la infancia italiana.
Pimpa nace en 1975 de la mano de Altan, quien dibujó a la perrita de lunares rojos y grandes orejas para su hija Kika, que deseaba tener un perro. Desde entonces hace las delicias de millones de niños italianos, transportándolos a un mundo mágico en apariencia cercano, porque está hecho de cosas y situaciones cotidianas, pero siempre próximo a un lugar fantástico donde lo imposible se vuelve natural. Pimpa es curiosa, llena de entusiasmo y de amor por la vida; su mundo es como un jardín lleno de cosas bonitas donde conviven y tienen vida propia un reloj, un pato o una nube.